quinta-feira, 18 de maio de 2017

DE LA LUCHA ARMADA A LOS PROCESOS ELECTORALES

Manual 2
DE LA LUCHA ARMADA A LOS PROCESOS ELECTORALES

El sentido común compara, como alternativas antagónicas, los procesos electorales y los procesos de lucha armada. En la práctica, existe una relación mucho más compleja entre ambos procesos. Esto se evidencia cuando observamos la historia de los países señalados generalmente como democracias electorales.

Comencemos por Inglaterra: un país en el que la instalación de una democracia parlamentaria estable resultó de un largo proceso revolucionario que inició con una guerra civil (de 1640 a 1649), prosiguió en el gobierno de Oliver Cromwell (de 1649 a 1658), después pasó por la restauración de la dinastía de los Stuart (de 1660 a 1688) y concluyó con la llamada Revolución Gloriosa. Es decir, sin revolución y sin el “Ejército de Nuevo Tipo”, dirigido por Oliver Cromwell, no habría surgido la monarquía parlamentaria que permanece hasta el día de hoy.

La historia de la democracia electoral en Francia es tan violenta como la de Inglaterra, ya que incluye tres revoluciones (1789, 1830, 1848) y una guerra civil (1871). La República derivada de ese proceso atravesó por muchas revueltas, incluyendo dos guerras mundiales, una ocupación nazi, un gobierno colaboracionista y una tentativa de golpe organizada por generales de ultra-derecha contra el presidente De Gaulle, en 1961, además de las grandes manifestaciones de 1968 y de la posterior reacción conservadora. Es decir, la estabilidad relativa de la democracia electoral que Francia exhibe desde los años 1970 es producto de inmensos conflictos en los que el elemento militar estuvo presente en varias ocasiones.

Y en los Estados Unidos (EEUU), país donde – se dice – ¿nunca hubo un golpe militar? Para comenzar, siempre es bueno recordar que Estados Unidos tiene un sistema político y electoral muy peculiar. Este sistema está compuesto, entre otros elementos, por un sistema de equilibrio de poderes entre el judicial, el legislativo y la presidencia. El papel de las agencias de seguridad, del Pentágono y del complejo industrial-militar; el papel de los grupos de presión, la influencia de las corporaciones y especialmente de Wall Street; el financiamiento empresarial de las campañas electorales y el papel de los medios de comunicación en la definición del voto popular. Las restricciones para el registro electoral que dificultan la incorporación electoral de negros, latinos y pobres; las restricciones para el ejercicio del derecho al voto, llevando a que menos de la mitad de la población adulta sea políticamente activa en los procesos electorales, inclusive porque las personas no tienen la libertad en el trabajo para poder votar; y por último, el sistema federal, que permite que un presidente con menos votos populares sea el de la victoria, como es el caso de Donald Trump.

En resumen: la democracia existente en los EEUU no es tan democrática como parece. ¿Y cómo fue construida esta democracia? No fue diseñada por algún teórico, pero sí por una larga historia de conflictos internos y externos que tienen su origen en la guerra de independencia (1775-1783), luego pasa por una devastadora guerra civil (1861-1865), por la participación cada vez más frecuente en guerras imperialistas, que tuvieron una oposición interna que incluyó grupos de lucha armada y desobediencia civil (con énfasis en las Panteras Negras).

En estos tres países y en todo el mundo fue siempre así: para bien y para mal, la democracia que existe realmente surgió de inmensos conflictos, en los cuales los procesos de lucha armada tuvieron mayor o menor importancia.

Un ejemplo reciente ocurrió en Irak, Libia y Afganistán, donde los EEUU promovieron guerras en nombre de la democracia; y el resultado fue, como todos pueden constatar, regímenes políticos y sociales extremadamente frágiles, desiguales, injustos y anti-democráticos.

En América Latina y el Caribe,  nuestros gobiernos republicanos surgieron – la mayoría de las veces – de las grandes luchas por la independencia contra España. Las fuerzas armadas tuvieron gran importancia en la historia de nuestros países, generalmente por una alianza entre los militares, las oligarquías y las potencias extranjeras. Y en muchos casos, la única alternativa que quedó a los grandes sectores de la población fue el derecho de rebelión contra la tiranía – derecho previsto en la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) – y por lo tanto, la lucha armada contra las dictaduras.

La lucha armada resultó victoriosa en Cuba (1959) y en Nicaragua (1979). En el primer caso, la revolución construyó un nuevo Estado y procesos político-electorales nuevos, muy diferentes de los existentes en el resto de la región. Parte de estas diferencias derivan del bloqueo promovido por los Estados Unidos desde 1962, obligando a Cuba a adoptar diversas medidas de protección.

En Nicaragua, la revolución también construyó un nuevo Estado que incluye fuerzas armadas y policía sandinista. Los EEUU también presionaron fuertemente al gobierno revolucionario, estimularon una guerra civil y apoyaron la candidatura de oposición que venció las elecciones presidenciales en 1990. El Frente Sandinista vivió, entonces, una situación inusual: después de haber liderado y vencido una revolución armada, construyó un nuevo Estado bajo cuyas reglas perdió las elecciones y se convirtió en oposición entre 1990 y 2006.

En otros países, la guerrilla no tuvo fuerza para vencer la lucha armada, sin embargo, tuvo suficiente fuerza para obligar a los oponentes a negociar la paz. De esta forma, la lucha armada concluyó con acuerdos que en mayor o menor medida incorporaron demandas de las antiguas organizaciones guerrilleras, ahora incorporadas a la participación político-electoral. Es el caso de Guatemala y, con énfasis, es el caso de El Salvador, donde el FMLN venció dos elecciones presidenciales: en 2009 y 2014.

En la mayoría de los casos, no obstante, la lucha armada fue derrotada y sus organizaciones dejaron de existir. Una excepción a la regla es Uruguay, donde una antigua organización guerrillera – los Tupamaros – protagonizó la creación de un partido político – el Movimiento de Participación Popular –  que actúa como parte del Frente Amplio. Uno de los integrantes del MPP (Movimiento de Participación Popular), el senador Pepe Mujica, fue electo presidente de Uruguay en el año 2012.

A continuación, hablaremos de las experiencias del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) y del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-Tupamaros).

La experiencia del Frente Sandinista de Liberación Nacional - FSLN
País: Nicaragua.
Fundación: 1961.
Contexto: Los EEUU mantuvieron una constante presencia militar en Nicaragua, entre 1912 y 1933. Esta presencia militar, vinculada a los intereses imperialistas de los EEUU, interfería en los conflictos entre los diferentes grupos políticos y sociales nicaragüenses.

El auge de estos conflictos significó la guerra civil entre conservadores y liberales, iniciada en el año 1926. Cuando los liberales estaban por ganar la guerra, los EE UU impusieron un acuerdo entre las partes, bajo su supervisión militar. Uno de los generales del lado liberal, llamado Sandino, no aceptó el acuerdo y mantuvo la lucha por la renuncia del presidente conservador, por nuevas elecciones, por el retiro de las tropas de los EEUU y por el fin del acuerdo que daba a los EEUU el control firme de Nicaragua.
Las tropas de Sandino no vencieron la guerra, pero tampoco fueron militarmente derrotadas. Los EEUU retiraron sus tropas de Nicaragua en enero de 1933. Sandino abrió negociaciones con el gobierno, pero fue traicionado, preso y ejecutado el 21 de febrero de 1934 por tropas de la Guarda Nacional, bajo el comando de Anastasio Somoza García.

Dos años después, el mismo Somoza daría un golpe de Estado e iniciaría una dictadura familiar, encabezada primero por el padre Somoza García y después por los hijos.

Somoza impuso al país un régimen en el que buena parte de las propiedades públicas y de las empresas que tenían el monopolio de negociación con países extranjeros pasaron a las manos de su familia y de sus aliados. Lo mismo sucedió en las Fuerzas Armadas, nombrando a personas de su confianza para los cargos más altos.

Anastasio Somoza permaneció en el poder por 20 años, hasta 1956, poco después de que una alteración constitucional le permitiera asumir un nuevo mandato. Sin embargo, fue asesinado meses después, el 21 de septiembre de aquel año, por el poeta Rigoberto López Pérez, quien se transformó en un ícono en la lucha contra la opresión.

Después del asesinato, Luis Somoza asumió el lugar de su padre, manteniendo el mismo método de gobierno y reanudando el apoyo de los EEUU. Posteriormente, en 1967, Anastasio Somoza Debayle, hermano de Luis, ocupó la Presidencia de Nicaragua en una gestión que agravó las desigualdades sociales y políticas y se encontró con alguna desaprobación internacional, especialmente luego de que se descubrió que la ayuda humanitaria para la reconstrucción de la capital (Managua) - afectada por un fuerte terremoto en diciembre de 1972 - estaba siendo desviada por el gobierno.

El FSLN: El surgimiento del FSLN se remonta al final de la década de 1950 y al  inicio de la década de 1960, a partir de grupos formados en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua y en la Universidad de León.

El diagnóstico era que solo la lucha armada derribaría la dictadura de Somoza. En 1961, Santos López (quien luchó con Augusto Sandino), Carlos Fonseca, Silvio Mayorga, Tomás Borge, Germán Pomares Ordóñez, Jorge Navarro, Julio Buitrago, Faustino Ruiz, Rigoberto Cruz y José Benito Escobar Pérez fundaron el Frente de Liberación Nacional.

En 1963, se incluyó el nombre de Sandino y el grupo comenzó a actuar como el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
La actuación del FSLN se daba de manera clandestina. La acumulación de fuerzas se prolongó durante la década de 1960, transformando al FSLN en la principal fuerza de enfrentamiento a la dictadura.

En 1969, fue lanzado el Programa de la Revolución Popular Sandinista, que eligió la alianza entre trabajadores rurales y campesinos como pilar para derrotar a las fuerzas imperialistas y oligárquicas que controlaban Nicaragua. En el núcleo del programa del FSLN, estaban el fin de la explotación y de la opresión, el desarrollo, la patria libre, el progreso y la independencia de las fuerzas productivas nacionales.

En los años 1970, el FSLN ya actuaba como grupo armado, llevando a cabo sus primeras operaciones contra el gobierno de Somoza, el cual dio inicio a violentas opresiones y persecuciones a los integrantes del FSLN y a todo el que estuviese ayudándolos.

En diciembre de 1974, integrantes del FSLN con operación armada promovieron la acción más significativa del grupo: tomaron como rehenes a varios miembros del gobierno que participaban en una fiesta en la casa del Ministro de Agricultura, quien murió al tratar de resistir el hecho. Como rescate, obtuvieron la liberación de prisioneros del FSLN en poder del gobierno (entre ellos, Daniel Ortega), consiguieron la lectura de un comunicado oficial en la radio, con su publicación en periódicos impresos y además, recibieron US$ 2 millones.

Después del episodio, ya en 1975, el gobierno Somoza amplió los métodos de intimidación, tortura y asesinatos de personas identificadas con alguna conexión con el FSLN. Fueron decretados estado de sitio y censura, con el incremento de violencia en refugios señalados como pro-revolucionarios. Muchos líderes fueron asesinados, como José Carlos Fonseca Amador, uno de los fundadores del FSLN.

En 1975, el FSLN se dividió en tres grupos. El primer grupo, con Jaime Wheelock Román al frente, apostaba por una insurrección urbana; el segundo, que tenía a Fonseca, Tomás Borge y Henry Ruíz como líderes, era partidario de la guerra popular prolongada; el tercer grupo, integrado por Daniel Ortega y su hermano Humberto Ortega Saavedra, era caracterizado por defender una política de alianzas más amplia y por más apertura en relación a los procesos para derrocar la dictadura.

A partir de 1978, el movimiento armado se fortaleció a tal punto que permitió el derrocamiento del gobierno de Anastasio Somoza Debayle. Al año siguiente, Somoza deja el país y la Revolución Sandinista asume el poder para implementar una profunda reforma en las instituciones del país.
Una Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, compuesta por cinco miembros y coordinada por Daniel Ortega, albergó a las variadas fuerzas que apoyaron el proceso revolucionario. El FSLN era la mayor de ellas y lideró el proceso de reforma agraria, estatización de tierras e industrias (buena parte a nombre de la familia Somoza), nacionalizó bancos y promovió una campaña de alfabetización universal.

En 1985, Daniel Ortega se convirtió en el primer presidente de la República de Nicaragua después de la revolución, electo con 60% de los votos.

Los desafíos del FSLN, ya como partido político, pasaron a ser apoyar al gobierno en la búsqueda de la recuperación económica, con ampliación del comercio exterior y valoración del trabajo, todo esto en medio de las debilidades de infraestructura dejadas por cuatro décadas de dictadura, a las desigualdades sociales y a la destrucción (física e intelectual) resultante del proceso de enfrentamiento revolucionario.

El triunfo de la revolución colocó al país como una de las prioridades geopolíticas para los EEUU, que pasó a financiar y a armar a paramilitares de derecha para que desestabilizaran el gobierno de inspiración sandinista.

Este proceso se intensificó con la victoria de Ronald Reagan a la Presidencia de los EEUU, cuyo gobierno orientó, financió, entrenó y armó a los llamados “contras”–fuerzas antirrevolucionarias.

En 1983 se declaró estado de excepción debido a la presión estadounidense, con suspensión de libertades civiles, lo que daba fortalecimiento para el discurso construido externamente por los EEUU de que el nuevo gobierno sería una “dictadura comunista totalitaria”.

En 1990, en ese escenario ampliamente desfavorable, Daniel Ortega consigue conducir el país hacia un proceso electoral libre y directo, en el cual se consagra vencedora Violeta Chamorro, de la Unión Nacional Opositora, que se distanció a lo largo de los años 1980 de la junta de gobierno post-revolución y se alió a grupos conservadores y moderados, financiados por los EEUU.

La década de 1990 marca sucesivas derrotas del FSLN en las elecciones presidenciales, con el ascenso de Violeta Chamorro, José Arnoldo Alemán Lacayo (Partido Liberal Constitucionalista – PLC) y Enrique José Bolaños Geyer (Alianza por la República – APRE), cuyos gobiernos llevaron adelante las orientaciones neoliberales formuladas en el Consenso de Washington.

Tal programa era diametralmente opuesto a lo defendido por el FSLN y por la población que apoyaba la Revolución Sandinista en Nicaragua. Entre 1990 y 2006, el FSLN se mantuvo en la oposición, pasó por divisiones internas, siempre consiguió mantener una fuerte presencia parlamentaria, retomando la presidencia de la República en el año 2006.

Desde entonces, con victorias seguidas, Ortega ha venido siendo reelecto presidente — la más reciente reelección fue en el 2016.

La experiencia del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional - FMLN
País: El Salvador.
Fundación: 1980.
Contexto: De 1931 a 1979, el país fue dirigido por diversos gobiernos autoritarios que representaban a las fuerzas militares y latifundistas del país.
 
Entre las organizaciones reprimidas en este período está el Partido Comunista Salvadoreño (PCS), creado en 1930 y que tenía entre sus militantes a Agustín Farabundo Martí, quien durante algunos años fue secretario del general Augusto César Sandino.
 
En 1932, un levantamiento campesino dirigido por Farabundo Martí dio lugar a una masacre con miles de víctimas, especialmente indígenas, y la ejecución de Farabundo Martí y otros líderes comunistas y campesinos.
En las décadas siguientes, El Salvador vivió un período de golpes sucesivos: en 1944, 1945, 1948, 1960 y 1961, siempre manteniendo la ecuación militares + oligarquías agrarias, generalmente con la presencia de los EEUU.
A principios de la década de 1970, varios grupos se opusieron a los gobiernos militares y oligárquicos. Entre ellos, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), que proviene del movimiento estudiantil, que secuestró y asesinó, en 1971, al empresario Ernesto Dueñas, de una de las familias con mayor concentración de tierras en el país.
En 1972, José Napoleón Duarte, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), participa en las elecciones presidenciales encabezando una alianza denominada Unión Nacional Opositora (UNO). Pero el ejército decretó la victoria del Coronel Arturo Armando Molina, del Partido de Conciliación Nacional (PCN), lo que provocó protestas ante los indicios de que la UNO había ganado las elecciones. Duarte se vio obligado a exiliarse en Venezuela.
Una vez más, el proceso se repitió en 1977, con los militares declarando la victoria del candidato oficialista, en un proceso electoral fraudulento, una dictadura disfrazada de democracia electoral.
El 24 de marzo de 1980 fue asesinado el Arzobispo de San Salvador, Monseñor Óscar Arnulfo Romero, por sus manifestaciones contra la represión del gobierno y contra el apoyo que prestaron los EEUU al régimen. La muerte de Romero marca el inicio de un conflicto armado generalizado en el país.
El FMLN: En 1980, cinco movimientos políticos de oposición se estructuraron en el FMLN: el Partido Comunista Salvadoreño (PCS), las Fuerzas Populares Farabundo Martí (FPL), la Resistencia Nacional (RN), el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC).
También se creó la Coordinadora Revolucionaria de Masas (CRM), para impulsar las manifestaciones de calle que se multiplicaban en el país, con la intención de confrontar e imponer derrotas a las fuerzas militares de opresión.
El FMLN encendió, el 10 de enero de 1981, la "Ofensiva Final". Esta acción no logró derrocar a los militares para implementar un gobierno revolucionario y popular. El FMLN continuó operando clandestinamente, dispersó sus fuerzas en unidades de combate armado, preparó una estructura de soporte de las operaciones armadas, como talleres de fabricación y reparación de armas, apoyo médico, así como radios para la comunicación y difusión de las ideas del movimiento.
El despliegue popular y la solidez militar del FMLN impidió su destrucción por parte de la alianza entre el gobierno oligárquico-militar y los EEUU. Por otro lado, el FMLN no logró vencer mediante la lucha armada. En un contexto internacional marcado por el fin de la Unión Soviética, el FMLN optó por la negociación de la paz.
En 1992, la firma del proceso de paz, en Chapultepec (México), no solo terminó el período de la guerra civil, sino también un período de 60 años de gobiernos militares o protegido por militares.
El reconocimiento por parte del Tribunal Supremo Electoral del registro como partido político, también en 1992, abrió una nueva etapa de operación del FMLN.
En 1994, el partido se establece como la segunda fuerza política salvadoreña, obteniendo el 21% de los votos para la Asamblea Legislativa.
Sin embargo, la nueva etapa presentaba nuevos problemas, entre los cuales estaban, cómo disolver las estructuras políticas armadas y convertirse  en un partido con actividades políticas, sociales y electorales. Además, hubo diferencias políticas que llevaron a sectores del FMLN a abandonar el partido, por lo general para defender posiciones más moderadas.
El FMLN participó en las elecciones municipales, en las elecciones parlamentarias y también en las elecciones presidenciales, con las candidaturas de Facundo Guardado en 1999 (obteniendo 365,689 votos o 28,88%), Schafik Handal en 2004 (obteniendo 812,519 votos o 35,68%) y Mauricio Funes en 2009 (alcanzando 1.345.000 votos o 51,32%)
En 2009, junto con el periodista Mauricio Funes, el FMLN llegó a la presidencia de El Salvador. En 2014, volvió a ganar las elecciones, con Salvador Sánchez Cerén, ex comandante guerrillero que fue vicepresidente de Funes. Hoy en día, compone la primera fuerza política y electoral de El Salvador, con mayor representación parlamentaria y acumulando los gobiernos de las principales ciudades de El Salvador, incluyendo la capital, San Salvador.
La experiencia de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca - URNG
País: Guatemala.
Fundación: 1982.
Contexto: Es muy conocido el término "república bananera", término peyorativo aplicado a países de América Latina y el Caribe.

El verdadero origen del nombre es que en el cambio del siglo XIX para el siglo XX, las empresas estadounidenses como United Fruit Company (ahora Chiquita Brands International) comenzaron a invertir en la producción a gran escala de bananas y con eso influenciaban a los gobiernos locales, débiles, corruptos y dependientes de los EEUU.
United Fruit eligió a Guatemala como sede de sus operaciones en la región. La multinacional estadounidense, centrada en la producción y el comercio de frutas tropicales, estaba directamente involucrada en la inestabilidad política en Guatemala. Una señal significativa de esto fueron los golpes de estado que derrocaron el gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán, en 1954, con la explicación de que se trataba de una gestión guiada por las directrices comunistas.
Tanto el gobierno de Juan José Arévalo, como el de su sucesor, Jacobo Arbenz Guzmán, apostaron por medidas populares, en especial la reforma agraria, que dio como resultado el acceso a la tierra a más de 100 mil familias, en 1952.
La consecuencia inmediata fue la pérdida de tierras sin cultivar, objetivo de la reforma agraria, que pertenecían a United Fruit Company, también propietaria de ferrocarriles y del puerto de San José. Asimismo, fueron aprobadas leyes laborales, permitiendo la creación de los primeros sindicatos.
Bajo el argumento de que Arbenz llevaba un gobierno comunista, una fuerza formada en el exterior ingresó a Guatemala dirigida por Castillo Armas, que bajo la dirección y con el apoyo de los EEUU derrocó al presidente.
Además de sacar a Arbenz del poder, disolver el Congreso y establecer una nueva Carta Constitucional represora y contra los movimientos populares, el nuevo gobierno estableció la violencia como patrón de convivencia en Guatemala.
En más de tres décadas (1960 a 1996), cientos de miles de personas murieron y decenas de miles desaparecieron.
Asesinado en 1957, Castillo Armas fue sustituido por una junta militar. En 1966, la elección de Julio César Méndez Montenegro (del Partido Revolucionario) fomentó la ilusión de que se podría retomar el camino de las transformaciones sociales más profundas. Sin embargo, Montenegro gobernó sin ofender ni los intereses de las oligarquías, ni los de los militares y los estadounidenses.
En 1970, con la elección del presidente Carlos Arana Osorio, el país entró en su fase más aguda, con la adopción de una política de exterminio de opositores, bajo la justificativa de que eran comunistas. La consolidación de Escuadrones de la Muerte con el apoyo del Estado incrementó la violencia en Guatemala y agudizó las tensiones sociales.
La URNG: El golpe militar de 1954 representó el inicio de un período de gran persecución contra las fuerzas de izquierda guatemaltecas, con la frecuente desaparición de sus líderes.
En 1982, algunas de estas fuerzas se unificaron en una sola organización la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) integrada por el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), La Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas, las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR) y el Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT).
Por albergar bases de la oposición, la zona rural fue la que más sufrió con la política gubernamental que causó más de 600 masacres de civiles, en su mayoría indígenas, según sostiene la Comisión para el Esclarecimiento Histórico.
Según la encuesta, entre el 90% y el 94% de las masacres fueron causadas por las fuerzas de seguridad estatales. Muchas de estas muertes y desapariciones se dieron de forma encubierta como parte de un programa -- llamado "Fusiles y Frijoles" -- puesto en marcha por el general Efraín Ríos Montt, en el año de la fundación de la URNG.
Con el motivo de promover el acceso a los alimentos básicos y al trabajo, el programa cumplió otro objetivo no declarado: ocupar lugares previamente controlados por los oponentes, asesinando a importantes líderes de los movimientos armados.
En 1984, se llevan a cabo elecciones para la Asamblea Nacional y, un año más tarde, la gente vota para elegir al demócrata-cristiano Marco Vinicio Cerezo Arévalo. Se abre espacio para la construcción de un proceso de paz con la participación de las Naciones Unidas, que tendría lugar entre 1987 y 1996, con el consecuente abandono de armas.
La legalización de la URNG como partido político, para la disputa institucional, comenzó en 1997, pero solo se concretó el año siguiente. La primera elección disputada por la URNG fue en 1999, cuando registró el 12% de los votos y se estableció como la tercera fuerza política en Guatemala. Sin embargo, las divisiones y los desacuerdos impidieron una mayor unidad entre las representaciones de izquierda, y la URNG perdió apoyo en las siguientes elecciones.
La URNG también se topó con el obstáculo de la reinserción en la vida social, sufrió divisiones causadas por diferencias políticas y no logró superar la condición de fuerza política y electoral minoritaria.
La experiencia del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros - MLN
País: Uruguay.
Fundación: 1966.
Contexto: Durante muchos años, a Uruguay se le llamaba la "Suiza de América", en una alusión combinada a las condiciones de vida, la estabilidad social y también las dimensiones del país.

En realidad, esta referencia fue un reconocimiento de los efectos de un movimiento iniciado dentro del Partido Colorado, a principios del siglo XX, bajo la dirección de José Batlle, que proponía un Estado con presencia en la economía, impulsor de educación y reducción de la dependencia exterior.
Representante de las clases urbanas emergentes, el Partido Colorado disputaba el control político de Uruguay con el Partido Nacional, el brazo político de las oligarquías agrarias. La aparición de lo que se llamó "batllismo" culminó en una nueva Constitución, en 1918, que consolidó en el país un sistema bipartidista.
Los gobiernos "batllistas" permitieron la expansión de la infraestructura nacional, avances importantes en la educación, protección a la producción nacional, el fortalecimiento del comercio, los cambios en la legislación portuaria, la creación de un sistema de seguridad social, la organización de los sindicatos, la reducción de las desigualdades entre el campo y las zonas urbanas y un modelo partido-político-electoral estable.
Sin embargo, en la década de 1950 este modelo de desarrollo económico y político se estaba agotando. Así, las tensiones económicas posteriores a la Segunda Guerra, con una fuerte pérdida en valor del peso, condujeron a las demandas populares por mejoras en las condiciones de vida.
La Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA), establecida en 1961 con el apoyo del joven abogado Raúl Sandic, promovió grandes manifestaciones en Montevideo, pidiendo tierra y leyes de protección a los trabajadores. La reacción del gobierno fue la violencia, responsabilizando a los opositores por la situación, marcando la década de 1960 como un momento de preparación para la dictadura militar, que llegó a superar a la creciente supresión de los derechos civiles.
El gobierno de Jorge Pacheco Areco (1967-1972) utilizaría las "Medidas Prontas de Seguridad" para avanzar sobre los derechos de los trabajadores, prohibir el funcionamiento de los partidos de izquierda y censurar a la prensa. Enfrentaría la intensa resistencia de los sectores sindicalizados, fortalecidos por las décadas anteriores y responsables años atrás, en 1965, de una huelga general que paralizó a cientos de miles de trabajadores uruguayos.
En la misma década de 1960 se vería la formación de grupos y movimientos políticos de resistencia y confrontación al  poder central, que comenzaron a vocalizar, junto con las centrales sindicales (Confederación Sindical del Uruguay - CSU, la Unión General de Trabajadores - UGT y la Confederación Nacional de Trabajadores - CNT), los descontentos populares. En este proceso, surgieron grupos como el Movimiento de Liberación Nacional (MLN), que, junto a la UTAA, adoptó la lucha política armada en los grandes centros urbanos.
Muchos de estos grupos y movimientos políticos se sumaron, en 1971, para formar el Frente Amplio, que disputó las elecciones subsiguientes en representación de una amplia gama política. El aumento de la represión de las libertades políticas y civiles derivadas de la victoria de Juan María Brodaberry, que aceptó ser la cara de un régimen civil y militar de excepción, colocó a las fuerzas de oposición en la clandestinidad.
Una década más tarde, con la reanudación del proceso democrático, el Frente Amplio volvió a reagruparse, reuniendo bajo un mismo paraguas programático a una serie de partidos y movimientos políticos independientes el uno del otro.
En la actualidad, se cuenta con más de 20 grupos dentro del Frente Amplio, que preparó luego de la redemocratización (a partir de 1984) un camino sólido de convivencia entre diferentes programas partidarios, de orientación general común y de gran capacidad de unidad de acción, debido a un funcionamiento interno que respeta las proporciones y garantiza la preservación de las diferencias sin conflictos internos profundos. El camino tomado por el Frente Amplio permitió que desde 1999 obtuviese la mayoría legislativa y, a partir de 2004, conquistase la presidencia de la Republica, manteniéndola desde entonces.
Uno de esos movimientos que integran el Frente Amplio es el Movimiento de Participación Popular (MPP), que surge de la MLN (Tupamaros) y tiene en José Mujica a su mayor líder de reconocimiento internacional.
El MLN - Tupamaros: En 1966, Raúl Sendic – abogado del sindicato de trabajadores agrícolas – se une a José Mujica, Fernández Huidobro y Jorge Manera Lluvera para fundar el Movimiento de Liberación Nacional (MLN), con el objetivo de crear en Uruguay una nueva sociedad, con división de tierras, una mayor igualdad y participación popular.
"Tupamaros" era una alusión al último líder indígena en resistirse al dominio español (Tupac Amaru) y también al modo como la resistencia indígena era denominada por los españoles.
La inspiración para la lucha armada vino de la Revolución Cubana, llevando al MLN Tupamaros a verse como un movimiento político armado.
Con el pasar de los años, bajo una creciente persecución por parte del gobierno uruguayo, los Tupamaros desarrollaron acciones específicas de fortalecimiento financiero y de armamentos para sostener sus operaciones.
Se especializaron en acciones de impacto y que pudiesen transmitir las razones de su lucha, como promover de la distribución de alimentos con parte del dinero robado.
Los Tupamaros tomaron la ciudad de Pando, en 1969, en una operación que duró el tiempo del asalto de bancos y de la distribución de folletos, pero que acabaría con la muerte de tres miembros del movimiento, además de la detención de otros 16.
Los Tupamaros también secuestraron a los embajadores de Brasil e Inglaterra, y al secretario de la embajada de los EEUU, Dan Mitrione, en 1970, designado como agente de la CIA y responsable de la enseñanza de técnicas de tortura a los operadores del aparato opresor uruguayo y brasileño.
Mitrione fue ofrecido a cambio de la liberación de otros tupamaros que habían sido detenidos por el gobierno. Pero, mientras se llevaban a cabo las negociaciones, los líderes del movimiento, entre ellos Sendic, fueron detenidos, y el gobierno comenzó a no dar respuesta a las comunicaciones de negociación de la liberación de Mitrione. La consecuente muerte del estadounidense empeoró la represión de los Tupamaros, determinados como enemigos número uno del gobierno, que llegó a prohibir la difusión del nombre del movimiento.
En 1970, año electoral, los Tupamaros protagonizaron una espectacular fuga de la prisión de Punta Caretas, con la salida de 111 presos, siendo 106 Tupamaros y otros cinco presos comunes. La operación tuvo un fuerte apoyo externo del movimiento, lo que facilitó vías de escape y puntos de destino para cada fugitivo arrestado.
Al mismo tiempo de la fuga, una noche en septiembre, los Tupamaros fomentaron acciones en un punto de la ciudad opuesto a la ubicación de la prisión, para atraer la atención y movilizar las tropas de seguridad del gobierno a un lugar distante de la prisión. Pero la confrontación abierta y la participación de gran parte del grupo de seguridad del gobierno llevaron a la detención de los principales miembros del MLN Tupamaros.
La mayoría de sus líderes ya habían sido detenidos cuando, a finales de 1971, Juan María Brodaberry fue electo presidente de Uruguay. La elección marcó la formación del Frente Amplio, que reunió a los grupos políticos de centro y de izquierda.
Pero la aprobación del estado de guerra interno, en 1972, con la suspensión de las garantías civiles y el juicio por la Justicia Militar de los delitos caracterizados como subversión, la dictadura civil uruguaya, contra la cual los Tupamaros luchaban, se asociaba con las fuerzas militares.
En 1973, ya con casi la totalidad de los dirigentes del MLN Tupamaros como rehenes del gobierno, Bordaberry continuó con el endurecimiento del régimen, disolviendo las cámaras y sustituyéndolas por consejos de Estado y abriendo las puertas del gobierno a la presencia de Fuerzas Armadas.
La reacción de los trabajadores fue inmediata, con huelgas, ocupación de los lugares de trabajo y toma de los centros de estudiantes, seguida por la suspensión de las escuelas primarias y secundarias y un mayor uso de la fuerza contra los manifestantes.
El 27 de junio de 1976, Bordaberry aceptó ser el presidente de un gobierno dirigido por los militares.
Fue en 1984, como parte de las negociaciones para la redemocratización del país, que los Tupamaros que habían sido encarcelados durante más de una década fueron puestos en libertad.
Reunidos bajo el nombre de Movimiento de Participación Popular (MPP), los antiguos Tupamaros comenzaron a actuar como uno de los sectores del Frente Amplio (Ver Manual 1).

Más de dos décadas después, José Mujica fue electo presidente de Uruguay, sucediendo la gestión de Tabaré Vázquez, también del Frente Amplio.

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